martes, 25 de mayo de 2021

Caigo y espero que el impacto no sea tan fuerte o que, si tengo mucha suerte, en vez de sentir el golpe sienta tus brazos. 

jueves, 8 de abril de 2021

 Con pereza contemplaríamos la obra de la civilización contemporánea si los palacios toltecas no nos dijesen otra cosa que el que las civilizaciones pasan sin dejar más fruto que unas cuantas piedras labradas puestas unas sobre otras, o formando techumbre de bóveda arqueada, o de dos superficies que se encuentran en ángulo. ¿A qué volver a comenzar, si dentro de cuatro o cinco mil años otros nuevos emigrantes divertirán sus ocios cavilando sobre los restos de nuestra trivial arquitectura contemporánea? 


Vasconcelos

miércoles, 10 de marzo de 2021

Incendio.

 Duele. 

Duele ver cómo se van apagando las llamas de ese fuego que sentías en medio del pecho. Que ya no es por mí, ni por vos ni por nadie. Es porque lastima saber que no quebré ni una de tus estructuras, ni de las más insignificantes. 

¿Acaso lo que está mal es esa pasión arrasadora y ese actuar impulsivo que tengo que me haría plantearme el subirme a un avión para seguirte? Porque yo no tengo un fueguito dentro mío, yo tengo un incendio de los que arrasan y te dejan la piel caliente. No me enseñaron a querer a cachitos y ni con restricciones. Poner las emociones o las personas en cajonsitos y abrirlos a mi conveniencia no es lo mío. Yo no mezclo las cosas, las cosas se mezclan solas cuando arden adentro mío. 

Te metiste muy debajo de mi piel y llegaste hasta los recovecos de mi alma. Me volví exigente conmigo, se movió el piso de mi comodidad y te seguí para descubrir esa parte mía que no conocía. Escuchaste mis secretos y me viste llorar. También brillé para vos y te logré deslumbrar. 

Sin embargo, acá estoy. Pensando qué alimentaba la pasión del alma, si las únicas cosas nuevas que te animabas a probar eran en la cama. Todo ese brillo del cual me jactaba pasó a ser instantáneo, duraba hasta que cerrabas mi cajonsito para abrir uno nuevo. 

Y en el final volvemos al principio. La última conversación haciendo eco de las primeras. Yo y mi incendio soñando con ardernos la vida, vos con gotero en mano, comparándome con fueguitos anteriores. 

Arde la vida, pero esto se apaga y llueve de mis ojos. El avión despega y yo, con boleto en mano, me quedo en tierra. Duele y siento la chispa de las brasas que quedan cuando ya no hay nada que consumir. Que no volvería a avivar el fuego, pero fuiste un incendio perfecto y las brasas siguen ahí. 



jueves, 26 de noviembre de 2020

 Que sé cómo agacha la cabeza, levanta la mirada y se muerde el labio superior. 

Que conozco su voz en formato susurro, y en formato gemido y en formato secreto.

lunes, 8 de junio de 2020

Ojalá nos crucemos con gente que sí.
Que sí aparece cuando la extrañamos. 
Que sí contesta cuando la llamamos. 
Que sí tiene tiempo de escucharnos
cuando le hablamos. 
Que sí tiene ganas de abrazarnos
 cuando lo precisamos. 
Gente que sí. 
Que sí está en los momentos malos. 
Que sí está en los momentos buenos. 
Que sí. 
Que dice que sí aunque
 esté repleta de miedos. 


Nicolás Andreoli

lunes, 25 de mayo de 2020

Otra vez escondida en aquellos lugares en los que siempre te encuentran cuando te sentís nada, cuando estás vacía.