¿Alguna vez tuvieron uno de esos días en los que no se pueden levantar de la cama? No importa cuánto lo intenten o cuántas buenas energías quieran crear, hay una cadena invisible que no los deja moverse de donde están. Algunos lo llamarán cansancio, otros lo tomarán como una enfermedad, pero la realidad es que ese sentimiento es tristeza. No es otra cosa, hay que admitirlo, la cruel verdad es que están tristes.
A veces un aroma, un color, una persona o incluso un objeto puede lograr que nuestra mente divague hacia otro lugar. Un corazón roto, alguien que perdimos o quizás sólo una mala época de nuestra vida. Los recuerdos son así, incontrolables y recurrentes. Da igual si intentamos pelear contra ellos o si hablamos de nuestros problemas con las personas que más queremos; el problema sigue ahí, por que el daño ya está hecho. Dentro nuestro sabemos que es así.
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